Este es el nombre del programa que estamos llevando a cabo con niños en situación de riesgo social en la localidad de Senillosa, Pcia. del Neuquén, entendiendo riesgo social como sinónimo de hambre, desatención médica, abandono afectivo, hostilidad psicológica, trabajo infantil manifiesto y encubierto, abuso sexual, postergación educativa, etc.
Estudios recientes alertan con cifras preocupantes. Solo el 27% de los niños provenientes de familias pobres termina la escuela secundaria, y el 70% de los niños y jóvenes de hasta 17 años integra familias vulnerables en términos socioeconómicos. Ese 70% representa 9,5 millones de niños, de los cuales la mitad ya casi no come. Decenas de niños mueren por día en nuestro país (menores de 5 años) por causa de pobreza. Y mientras tanto, muchos hacen la vista gorda, miran para otra lado frente a una realidad que se impone. Responsables de la comunicación, como son los medios, lejos de colaborar, distraen con basura mediática. Todos somos responsables de esta situación y de instrumentar estrategias para cambiarla. El hambre y los alarmantes índices de deserción y fracaso escolar son un crimen, y debe ser detenido. Por que como dice A. Morlachetti, “ en nuestro país no faltan riquezas, ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros; faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes donde broten los panes en la mesa en una mirada de manteles, para vestirse de guardapolvo blanco, para decir trabajo, para cantar infancia, para besar familia.”
Estudios recientes alertan con cifras preocupantes. Solo el 27% de los niños provenientes de familias pobres termina la escuela secundaria, y el 70% de los niños y jóvenes de hasta 17 años integra familias vulnerables en términos socioeconómicos. Ese 70% representa 9,5 millones de niños, de los cuales la mitad ya casi no come. Decenas de niños mueren por día en nuestro país (menores de 5 años) por causa de pobreza. Y mientras tanto, muchos hacen la vista gorda, miran para otra lado frente a una realidad que se impone. Responsables de la comunicación, como son los medios, lejos de colaborar, distraen con basura mediática. Todos somos responsables de esta situación y de instrumentar estrategias para cambiarla. El hambre y los alarmantes índices de deserción y fracaso escolar son un crimen, y debe ser detenido. Por que como dice A. Morlachetti, “ en nuestro país no faltan riquezas, ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros; faltan en cambio la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes donde broten los panes en la mesa en una mirada de manteles, para vestirse de guardapolvo blanco, para decir trabajo, para cantar infancia, para besar familia.”
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